Aristóteles: la substancia (Met. VII)

Notas de clase en torno a la substancia
Por Roberto Vilchis

Sabemos que lo real (de modo inmediato) está compuesto de materia y de forma. De ahí que decimos, que conocemos lo que una cosa es cuando la idea del objeto que tenemos coincide con el objeto real. En otras palabras, cuando se da la adecuación del intelecto con (forma de) la cosa.

¿Qué es, pues, la forma de una cosa? Forma es lo o que hace que algo sea.
Y ¿qué es lo que la hace ser? Su componente fundamental es la Esencia: es lo que hace que una cosa sea lo que es.

Conocemos la esencia de las cosas cuando nuestro concepto universal se corresponde con una esencia.

Lo que nos ayudará a conocer serán las causas: Puesto que conocer algo real, significa conocer sus causas, la física debe preocuparse por establecer las causas de los seres naturales. La causa o principio radical de cada cosa está en su propia naturaleza y por ello hay que partir.

Aristóteles establece, cuatro causas:

1. La causa material (Ej: el bronce de la estatua)
2. La causa formal (Ej: la forma de la estatua)
3. La causa motriz o eficiente (Ej: el escultor)
4. La causa final (Ej: adornar un templo)

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Notas sobre la substancia según Aristóteles a partir de los primeros capítulos del libro VII de su Metafísica

Después de que Aristóteles estudió el orden con el que hay que proceder para estudiar la substancia ahora empieza a estudiar las substancias sensibles. Divide su exposición en 2 partes por medio de razonamientos lógicos y comunes a partir  de los principios de la substancia sensible.

Primero dice hay que conocer lo más fácil de conocer, ya que el aprendizaje se realiza, para todos pasando por las cosas menos cognoscibles por la naturaleza y de ahí a las que son más cognoscibles. Sabiendo que nuestro conocimiento empieza por los sentidos.
El ser se entiende de muchas maneras, según lo hemos visto en el libro IV de la misma Metafísica. Ser significa, ya la esencia, la forma determinada, la cualidad, la cantidad o cada uno de los demás atributos de esta clase.

Pero entre estas numerosas acepciones del ser, hay una acepción primera; y el primer ser es sin contradicción la forma distintiva, es decir, la substancia.

Por ejemplo, cuando atribuimos a un ser tal o cual cualidad, decimos que es bueno o malo. Y no decimos que tiene tres codos o que es un hombre o que es piedra; cuando queremos, por lo contrario, expresar su naturaleza, no decimos que es blanco o caliente ni que tiene tres codos de altura, sino que decimos que es un hombre. A las demás cosas no se les llama seres, sino en cuanto son cantidades del ser primero, o cualidades, o modificaciones de este ser, o cualquier otro atributo de este género.

No es posible decidir si andar, estar sano, sentarse, son o no seres, y lo mismo sucede con todos los demás estados análogos. Porque ninguno de estos modos tiene por sí mismo una existencia propia; ninguno puede estar separado de la sustancia.

Si estos son seres, con más razón lo que anda es un ser, así como lo que está sentado, y lo que está sano.

Pero estas cosas no parecen tan grabadas con el carácter del ser, sino en cuanto bajo cada una de ellas se oculta un ser, un sujeto determinado. Este sujeto es la sustancia, es el ser particular, que aparece bajo los diversos atributos. Bueno, “sentado” no significa nada sin esta sustancia.

Es evidente que la existencia de cada uno de estos modos depende de la existencia misma de la sustancia. Por lo que concluimos diciendo; que es claro que la sustancia será el ser primero, no tal o cual modo del ser, sino el ser tomado en su sentido absoluto.

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