Aristóteles, Metafísica, IX, capítulos 1-4 y 8
Resumen de Lázaro Moreno
Hemos tratado acerca del ente primero, es decir, acerca de la substancia: la cantidad, la cualidad y los demás que así se enuncian; mas, puesto que el Ente se dice no sólo en el sentido de “algo” o “cual” o “cuanto” sino también en la potencia y la entelequia y la obra, precisemos los límites de la potencia y de la entelequia. La potencia y el acto se extienden más allá de las cosas que sólo se enuncian según el movimiento.
Todas las potencias son ciertos principios, y se dicen en orden a una primera substancia, que es un principio de cambio que radica en otro, o en el mismo en cuanto es otro. En este caso se llama potencia pasiva, que es el paciente mismo un principio para ser cambiado por otro en cuanto que es otro. Otra es el hábito de inmunidad frente a peor o frente a la destrucción por el efecto de otro en cuanto otro como principio de cambio. En todas estas definiciones está contenido el concepto de la potencia primera, pues una cosa es potente por tener en ella misma la potencia de recibir la acción en cuanto unidad natural, ningún ser padece la acción de sí mismo, ya que es uno solo y no otro.
La impotencia y lo impotente es la privación contraria a esta potencia; en algunas cosa, si estando llamadas a tenerlo, no lo tienen a causa de violencia decimos que están privadas de ello. Es evidente que también de entre las potencias, unas serán irracionales y otras racionales. Por eso todas las artes y las ciencias productivas son potencias, puesto que son principios productores de cambio que radican en otro o en cuanto es otro. Y las racionales, todas pueden producir ellas mismas los efectos contrarios pero las irracionales se limitan a uno. Y esto se debe a que la ciencia es un enunciado, y la ciencia es potencia por tener el concepto, y el alma tiene un principio de movimiento, lo sano sólo produce salud y lo que puede calentar, calor. Por eso las cosas que tienen potencia fundadora en un concepto producen efectos contrarios a los de aquellas cuya potencia no se apoya en un concepto, pues los contrarios están contenidos en el mismo principio, es decir, el concepto.
Pero hay algunos que afirman, como los megáricos que solo se tiene potencia mientras se actúa, y que cuando no se actúa, es imposible que posea estas artes quien no las haya aprendido o recibido alguna vez, y que deje de poseerlas sin haberlas perdido (o por olvido o por alguna enfermedad o por el tiempo); no ciertamente por corrupción de las cosas, pues existe siempre. Pero, cuando vuelva a edificar de pronto, ¿de dónde lo habrá sacado? Lo mismo habrá que decir de los seres inanimados. Más aún, ningún ser tendrá potencia sensitiva si no está sintiendo actualmente. Si imposible es lo que está privado de potencia, lo que no está generándose será imposible que llegue a generarse.
La palabra “acto”, aplicada a la entelequia, ha pasado a otras cosas principalmente desde los movimientos, pues el acto parece ser principal movimiento, por eso a las cosas que no existen no se les atribuye movimiento, a diferencia de otras categorías, como “ser pensable” o “deseable”.
Puesto que hemos determinado en cuántos sentidos se dice “anterior” está claro que el acto es anterior a la potencia. Y me refiero no sólo a la potencia determinada que llamamos principio de cambio y está en otro o en el mismo en cuanto otro, sino, en general, a todo principios de movimiento o de quietud. A todos estos tipos de potencia es anterior el acto conceptualmente y substancialmente.
Quedó dicho en las consideraciones relativas a la substancia que todo lo que se genera llega a ser algo a partir de algo y por obra de algo. En esto se basa el argumento sofístico de que, sin tener la ciencia, uno hará aquello que es objeto de la ciencia. Así pues, también en esto se ve que el acto es, incluso en este sentido, anterior a la potencia en cuanto a la generación y al tiempo. Pero también en cuanto a la substancia, porque lo que es posterior en cuanto a la generación es anterior en cuanto a la especie y en cuanto a la substancia.
Por consiguiente, está claro que la substancia y la especie son acto. Y este razonamiento pone de manifiesto, que en cuanto a la substancia, es anterior al acto a la potencia. En cuanto al tiempo, siempre hay un acto anterior a otro, hasta llegar al que siempre mueve primordialmente. Pero también en un sentido más fundamental, pues las cosas eternas son substancialmente anteriores a las corruptibles, y nada es eterno en potencia. Y la razón es ésta: toda potencia es al mismo tiempo potencia de la contradicción, puesto lo que no es posible que exista no puede existir en nada, y por otra parte, todo lo que es posible puede no estar en acto. Así pues lo que es posible que exista puede existir y no existir, por tanto una misma cosa puede existir y no existir.
La naturaleza del mundo es móvil, cambiante. Aristóteles intenta explicar el movimiento superando la polémica entre los seguidores de Heráclito y de Parménides, es decir el Devenir vs. Permanencia
ResponderEliminarEl movimiento, no es un ser o un ente, es una cualidad de la sustancia, que adopta diversos estados, potencia y acto. El movimiento es el paso de uno a otro, que en sentido estricto sería el devenir de la potencia al acto; según Aristóteles, todo está en acto respecto de algo y en potencia respecto de algo: por ejemplo, nosotros estamos en acto de saber español, pero en potencia para saber inglés.
Addy FLores